La práctica de Ana Mendieta abarcó la fotografía, el cine, la escultura y el dibujo, con una exploración profunda de la identidad, el desplazamiento y la violencia. Su trabajo oscila entre lo directo y lo introspectivo. En su serie fotográfica Silueta, el cuerpo de Mendieta actúa como sujeto y objeto a la vez, con una presencia que oscila entre lo visible y lo ausente. En una imagen, su cuerpo parece fusionarse con el paisaje y funciona como sustrato del que brota la flora. En otra, la figura desaparece y solo queda una huella en la tierra, que sugiere su presencia. Mendieta atribuía su deseo de conectarse con la "fuente materna", la tierra, a su abrupto traslado durante la adolescencia, cuando dejó su tierra natal, Cuba, para establecerse en los Estados Unidos.
-Amanda Muhlena, en Glenstone Field Guide