El artista autodidacta James Castle empleó materiales poco convencionales para crear dibujos, collages y esculturas profundamente personales. Nacido sordo y con medios de comunicación limitados, desarrolló una sensibilidad visual excepcional e interactuó con el mundo a través del arte. Recolectó materiales de su hogar en la zona rural de Idaho, como sobres, cajas de fósforos, empaques y papel desechado, para dar forma a su obra. Sobre estas superficies encontradas, utilizó palos afilados, hollín de su estufa y saliva para elaborar dibujos detallados, con un sombreado y una tonalidad cuidadosamente trabajados. Aunque su obra permaneció en gran parte desconocida hasta los últimos años de su vida, con el tiempo ha recibido un reconocimiento más amplio por sus representaciones íntimas y conmovedoras de la vida cotidiana.

-Philip Batler, en Glenstone Field Guide