La artista italiana Marisa Merz exploró una amplia e idiosincrásica variedad de materiales, como alambre de cobre tejido, monofilamento, láminas de aluminio y objetos domésticos, que empleó en abundancia para crear esculturas, muchas de ellas elaboradas en su casa de Turín. Versátil y ajena a las convenciones, produjo obras tanto de pequeña como de gran escala, siempre en conexión con su mundo interior. Su producción abarcó desde delicadas cabezas de arcilla esculpidas hasta monumentales instalaciones pintadas que cubren paredes enteras. Única mujer dentro del movimiento Arte Povera en la Italia de la posguerra, desarrolló una sensibilidad completamente singular. Esta característica se hace evidente en Untitled [Sin título] (1990/2003), parte de la colección de Glenstone, una pieza conformada por nueve retratos esculpidos en arcilla sin cocer, dispuestos sobre una plataforma de cera de parafina.
-Samantha Owens, en Glenstone Field Guide
