Sam Gilliam es uno de los grandes pintores abstractos estadounidenses del arte de posguerra. Su espíritu se centró en desafiar los límites y la experimentación. Mientras observaba que Jackson Pollock colocaba el lienzo en el suelo, Gilliam pensó que podía hacerlo mejor y retiró sus pinturas del bastidor por completo para suspenderlas del techo, lo que se convertiría en su icónica serie de pinturas abstractas "Drape". Durante su trabajo como artista negro en Washington, DC en el el apogeo del movimiento por los derechos civiles, su enfoque radical no fue simplemente un replanteamiento de la estética, sino hacer un trabajo que sea "tan político como formal", en palabras del propio Gilliam.
-Yuri Stone, en Glenstone Field Guide